La máquina del tiempo de H.G. Wells
Los Eloi, como los reyes carlovingios, habían llegado a ser simplemente unas lindas inutilidades. Poseían la tierra por consentimiento tácito, desde que los Morlocks, subterráneos hacía innumerables generaciones, habían llegado a encontrar intolerable la superficie iluminada por el sol. Y los Morlocks confeccionaban sus vestidos, infería yo, y subvenían a sus necesidades habituales, quizá a causa de la supervivencia de un viejo hábito de servidumbre.
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