Obras Completas de H. P. Lovecraft
Que no está muerto lo que duerme eternamente; y en el paso de los eones, aún la misma Muerte puede morir.
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Obras Completas de H. P. Lovecraft
Que no está muerto lo que duerme eternamente; y en el paso de los eones, aún la misma Muerte puede morir.
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Obras Completas de H. P. Lovecraft
Y estas visiones eran tanto de las rutas que existieron o pudieron existir, como de las que existen aún: porque el océano es más antiguo que las montañas, y transporta los recuerdos y los sueños del tiempo.
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Obras Completas de H. P. Lovecraft
Yo he visto abrirse el tenebroso universo Donde giran sin rumbo negros planetas, Donde giran en su horror ignorado Sin orden, sin brillo y sin nombre. |
Obras Completas de H. P. Lovecraft
Lo que ha emergido puede hundirse, y lo que se ha hundido puede emerger otra vez. La mayor de las blasfemias espera y sueña en las profundidades.
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Obras Completas de H. P. Lovecraft
Esos terrores están ahí desde el principio. Se remontan a antes de que existiera el cuerpo humano. No necesitan siquiera de él, porque de todas maneras habrían existido.
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Obras Completas de H. P. Lovecraft
No pude eludir la impresión de que eran cumbres malignas –montañas de locura cuyas más lejanas laderas se asomaban a algún detestable abismo infernal-. Aquella nube al fondo, trémula y medio luminosa, despertaba sugerencias indecibles, más que de un espacio terrestre de un más allá vago y etéreo, y daba aterradoras advertencias de la naturaleza totalmente remota, apartada, desolada, y muerta desde hacía muchos eones, de ese mundo austral insondable y jamás hollado.
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Obras Completas de H. P. Lovecraft
Los niños siempre sentirán miedo a la oscuridad, y el adulto, con una mente sensible a los impulsos hereditarios, siempre temblará al pensar en los mundos insondables y latentes de una vida extraña, que existen en los abismos planetarios, o que envuelven espantosamente a nuestro propio globo en unas dimensiones impías que solo la muerte o la locura pueden vislumbrar.
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En las montañas de la locura de H. P. Lovecraft
La naturaleza les habia gastado una broma diabólica- Como hará con cualquiera que, la locura la insensibilidad, o la crueldad, arrastre a ese polo, muerto, o,, durmiente - y ese habia sido su regreso a casa....
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El color que cayó del cielo de H. P. Lovecraft
el espectroscopio mostró unas brillantes bandas distintas a las de cualquier color conocido del espectro normal, se habló de nuevos elementos, de raras propiedades ópticas, de todas aquellas cosas que los hombres de ciencia suelen decir cuando se enfrentan con lo desconocido.
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El color que cayó del cielo de H. P. Lovecraft
el espectroscopio mostró unas brillantes bandas distintas a las de cualquier color conocido del espectro normal, se habló de nuevos elementos, de raras propiedades ópticas, de todas aquellas cosas que los hombres de ciencia suelen decir cuando se enfrentan con lo desconocido.
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El color que cayó del cielo de H. P. Lovecraft
un pavoroso mensajero de unos reinos del infinito situados más allá de la Naturaleza que nosotros conocemos; de unos reinos cuya simple existencia aturde el cerebro con las inmensas posibilidades extracósmicas que ofrece a nuestra imaginación.
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El color que cayó del cielo de H. P. Lovecraft
Plantas y arbustos se convirtieron en una siniestra amenaza, creciendo insolentemente en su cromática perversión.
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En las montañas de la locura de H. P. Lovecraft
"...llegaron a un litoral de lodo, fango y ciclópea mampostería que no podía ser otra cosa que la sustancia tangible del terror supremo de la tierra: la ciudad cadavérica y de pesadilla de R'lyeh, construida hacia incontables eones por repugnantes figuras que procedían de las estrellas sin luz."
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La llamada de Cthulhu de H. P. Lovecraft
Vivimos en un una plácida isla de ignorancia en medio de mares negros e infinitos, pero no fue concebido que debiéramos llegar muy lejos, hastíe el momento las ciencias nos han causado poco daño, pero algún día, la reconstrucción de conocimientos dispersos nos dará a conocer tan terribles panorámicas de la realidad, y lo terrorífico del lugar que ocupamos en ella, que solo podremos enloquecer como consecuencia de tal relacionan, o huir de la mortífera luz hacia la paz y seguridad de una nueva era de tinieblas
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En las montañas de la locura de H. P. Lovecraft
«El lugar lógico para encontrar una voz de otros tiempos es un cementerio de otros tiempos».
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El caso de Charles Dexter Ward de H. P. Lovecraft
De una clínica particular para enfermos mentales situada cerca de Providence, Rhode Island, desapareció recientemente una persona de características muy notables. Respondía al nombre de Charles Dexter Ward y había sido recluida allí a regañadientes por su apenado padre, testigo del desarrollo de una aberración que, si en un principio no pasó de simple excentricidad, con el tiempo se había trasformado en manía peligrosa que implicaba la posible existencia de tendencias homicidas y un cambio peculiar en los contenidos manifiestos de la mente.
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El horror de Dunwich de H. P. Lovecraft
Apenas se ven forasteros en Dunwich, y tras los horrores padecidos en el pueblo todas las señales que indicaban cómo llegar hasta él han desaparecido del camino. No obstante ser una región de singular belleza, según los cánones estéticos en boga, no atrae para nada a artistas ni a veraneantes. Hace dos siglos, cuando a la gente no se le pasaba por la cabeza reírse de brujerías, cultos satánicos o siniestros seres que poblaban los bosques, daban muy buenas razones para evitar el paso por la localidad. Pero en los racionales tiempos que corren -silenciado el horror que se desató sobre Dunwich en 1928 por quienes procuran por encima de todo el bienestar del pueblo y del mundo- la gente elude el pueblo sin saber exactamente por qué razón.
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Fue un escritor...