La niña del andén de Gill Thompson
¿Qué era la música para ella ahora? Ya no le quedaba ni rastro de vanidad. Ya no tocaba para que los demás admiraran su habilidad. Tocaba para que olvidaran sus angustias, para transportarlos a un mundo de paz y belleza, para conducirlos a un lugar donde todo era posible, aunque solo fuese durante una hora, por muy abatidos y agotados que estuvieran a causa del trabajo cotidiano.
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