Philippe Derblay o Amor y orgullo de Georges Ohnet
A partir de aquel día el escenario cambió radicalmente. Athénaïs se puso oficialmente al frente de las muchachas burguesas, y el patio de recreo se dividió en dos campos: el de las nobles de un lado y el de las ricas por otro. Así fueron creciendo estas niñas. Con el tiempo sus disputas tomaron un carácter discreto y sutil que reflejaba las lecciones y la experiencia adquiridas en sociedad. No se arañaban ya con las uñas pero se desgarraban más cruelmente con las palabras. Altiva y desdeñosa, Claire se mantuvo al margen de esta guerra, pero no por ello era menos odiada. Una lucha sorda continuó librándose entre ella y Athénaïs; la señorita Moulinet se convirtió en la rival más acérrima de la señorita de Beaulieu, y, en honor a la verdad, eran dignas adversarias la una de la otra.
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