Indiana o las pasiones de Madame Delmare de George Sand
Pero la costumbre adquirida con otras mujeres, otorgaba a sus palabras esa especie de poder de convicción ante el que la ingenua Indiana se abandonaba, sin comprender que todo aquello no había sido inventado para ella. Normalmente, y las mujeres lo saben muy bien, un hombre que habla de amor con cierto ingenio, sólo está medianamente enamorado.
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