1984 de George Orwell
Lo único que te pertenecía eran los pocos centímetros cúbicos del interior de tu cráneo.
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1984 de George Orwell
Lo único que te pertenecía eran los pocos centímetros cúbicos del interior de tu cráneo.
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Rebelión en la granja de George Orwell
"El hombre es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales. "
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Rebelión en la granja de George Orwell
"Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro"
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Rebelión en la granja de George Orwell
Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros. Capítulo 10, pág. 112 |
Rebelión en la granja de George Orwell
-¡Camaradas! -gritó. Espero que no penséis que los cerdos hacemos esto con espíritu de egoísmo y de privilegio. La verdad es que a muchos no nos gustan la leche ni las manzanas. A mí, por ejemplo, no me gustan. El único objetivo que tenemos, al comer esas cosas, es preservar nuestra salud. La leche y las manzanas (lo ha demostrado la ciencia, camaradas) contienen sustancias totalmente necesarias para el bienestar del cerdo. Los cerdos trabajamos con el cerebro. La gestión y la organización de esta granja dependen de nosotros. Día y noche velamos por vuestro bienestar. Es por vuestro bien que bebemos la leche y comemos las manzanas. ¿Sabéis qué ocurriría si los cerdos no cumpliéramos con nuestro deber? ¡Volvería Jones! ¡Sí, volvería Jones! Y no creo, camaradas -exclamó Chillón, casi suplicante, brincando y moviendo la cola, que ninguno de vosotros quiera ver de nuevo a Jones. De nuevo, ese argumento era incontestable. Los animales no querían, por supuesto, que volviera Jones, y si la celebración de debates domingueros podía conducir a su regreso, debía suspenderse. Boxeador, que había tenido tiempo para reflexionar, expresó el sentimiento general con estas palabras: «Si el camarada Napoleón lo dice, debe de ser cierto» + Leer más |
Rebelión en la granja de George Orwell
Estas son algunas de las palabras del viejo comandante: >>Camaradas, ¿qué sentido tiene vivir como vivimos? Hay que reconocerlo: nuestra vida es desgraciada, laboriosa y corta. Nacemos, nos dan solo la comida necesaria para seguir respirando, y a los que estamos en condiciones de hacerlo nos obligan a trabajar hasta el último aliento, y en el instante en el que nuestra utilidad llega a su fin se nos sacrifica con una crueldad espantosa. Después de cumplir un año, ningún animal en Inglaterra conoce el significado de la felicidad o del placer. Ningún animal en Inglaterra es libre. En la vida de un animal no hay más que desgracia y esclavitud: esa es la pura verdad. >>Pero ¿se trata acaso de una ley natural? ¿Acaso nuestra tierra es tan pobre? ..>>El hombre es la única criatura que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado, no corre con rapidez suficiente para atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales. Los hace trabajar, les devuelve lo justo para que no se mueran de hambre y el resto se lo guarda para sí. Nuestro trabajo labra la tierra, nuestro estiércol la fertiliza, pero ninguno de nosotros posee más que la piel que lleva encima. Vosotras, las vacas que veo ahí delante, ¿cuántos miles de litros de leche habéis dado durante este último año? ¿Y qué ha pasado con la leche que debería haber estado criando a robustos terneros? Se ha ido, hasta la última gota, por la garganta de nuestros enemigos. Y vosotras, las gallinas, ¿cuántos huevos habéis puesto este último año y de cuántos han salido polluelos? El resto ha ido al mercado a producir dinero para Jones y sus hombres. Y tú, Trébol, ¿dónde están los cuatro potros que pariste y que deberían darte apoyo y placer en la vejez? Todos fueron vendidos al cumplir un año, y no volverás a>>Y ni siquiera se permite que la vida miserable que llevamos cumpla su ciclo natural. Yo no me quejo, porque soy uno de los afortunados. Tengo doce años y he sido padre de más de cuatrocientas crías. Tal es la vida natural de un cerdo. Pero al final ningún animal se libra del cuchillo cruel. Todos vosotros, los puercos jóvenes ahí sentados, estaréis chillando dentro de un año, mientras os sacrifican. A ese horror llegaremos todos: vacas, cerdos, gallinas, ovejas y demás. Ni siquiera los caballos y los perros tienen mejor suerte. A ti, Boxeador, el mismo día en que tus músculos pierdan su fuerza, Jones te venderá al desollador, que te degollará y te hervirá para los perros de caza. En cuanto a los perros, cuando envejecen y pierden los dientes, Jones les ata un ladrillo al cuello y los ahoga en la laguna más cercana. »¿No queda claro entonces, camaradas, que todos los males de esta vida nacen de la tiranía de los seres humanos? Con solo deshacernos del hombre, el fruto de nuestro trabajo sería nuestro. Casi de la noche a la mañana ser ricos y libres. ¿Qué debemos hacer entonces? ¡Trabajar día y noche, en la revolución>>Y recordad, camaradas, que no hay que flaquear. Ningún argumento os tiene que desviar del camino. No prestéis nunca atención cuando os digan que el hombre y los animales tienen un interés común, que la prosperidad de uno es la prosperidad de los otros. Mentiras. El hombre no sirve a los intereses de ninguna criatura, salvo a los suyos. Que entre nosotros, los animales, haya una perfecta unidad, una perfecta camaradería en la lucha. Todos los hombres son enemigos. Todos los animales son camaradas.» -No tengo mucho más que decir. Solo repetir que recordéis siempre vuestro deber de enemistad hacia el hombre y su manera de actuar. Todo lo que camina sobre dos patas es enemigo. Todo lo que camina sobre cuatro patas o tiene alas es amigo. Recordad también que, en la lucha contra el hombre, no hay que parecerse a él. Aunque lo hayáis vencido, no adoptéis sus vicios. Ningún animal debe vivir jamás en una casa, o dormir en una cama, o llevar ropa, o beber alcohol, o fumar tabaco, o tocar dinero, o dedicarse al comercio. Todas las costumbres del hombre son malas. Y, sobre todo, ningún animal debe tiranizar a su propia especie. Débiles o fuertes, listos o simplotes, todos somos hermanos. Ningún animal debe matar a otro animal. Todos los animales son iguales. + Leer más |
1984 de George Orwell
Encontrarse en minoría, incluso en minoría de uno solo, no significaba estar loco. Había la verdad y lo que no era verdad, y si uno se aferraba a la verdad incluso contra el mundo entero, no estaba loco.
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1984 de George Orwell
Lo único que te pertenecia eran los pocos centímetros cúbicos del interior de tu cráneo
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1984 de George Orwell
El legado de la humanidad se transmitía no haciéndose oir, sino conservando la cordura
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1984 de George Orwell
Era una joven de aspecto audaz, de unos veintisiete años, con espeso cabello negro, cara pecosa y movimientos rápidos y algo de atléticos. Llevaba el «mono» cedido por una estrecha faja roja que le daba varias veces la vuelta a la cintura realzando así la atractiva forma de sus caderas; y ese cinturón era el emblema de la Liga juvenil AntiSex
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Rebelión en la granja de George Orwell
Los liberales le tienen miedo a la libertad y los intelectuales no vacilan en mancillar la inteligencia.
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1984 de George Orwell
Las masas nunca se rebelan por su propia voluntad, y nunca se rebelan simplemente porque son oprimidas. De hecho, mientras no se les permita tener estándares de comparación, ni siquiera se dan cuenta de que están oprimidas.
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1984 de George Orwell
Todo se desvaneció en la niebla. El pasado fue borrado, lo borrado olvidado, y la mentira se convirtió en verdad.
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Rebelión en la granja de George Orwell
El hombre es la única criatura que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado, no corre con rapidez suficiente para atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales. Los hace trabajar, les devuelve lo justo para que no se mueran de hambre y el resto se lo guarda para sí. Nuestro trabajo labra la tierra, nuestro estiércol la fertiliza, pero ninguno de nosotros posee más que la piel que lleva encima.
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1984 de George Orwell
La rebelión se limitaba a un cruce de miradas, una inflexión de la voz o, como mucho, una palabra susurrada ocasionalmente
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1984 de George Orwell
La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sus pasos contados.
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1984 de George Orwell
Le sorprendió que en los momentos de crisis no estemos luchando nunca contra un enemigo externo, sino siempre contra nuestro propio cuerpo.
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Además de haber sido novelista, Orwell fue fotógrafo.