Middlemarch de George Eliot
Se daba por sentado que el parecer de las mujeres tenía muy poco peso, pero la gran salvaguarda de la sociedad y de la vida doméstica consistía en que las ideas no determinaban la conducta. Las personas en sus cabales se comportaban igual que sus vecinos, y así, si había algún loco suelto por la zona, siempre era posible enterarse y evitarlo.
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