Mientras te esperaba de Gema Samaro
—Este no se va a ir de tu casa y lo peor es que el dueño va a ir detrás… —auguró Vera, que de gatos y orcos sabía un rato. —¿Qué dices? —replicó Soraya frunciendo el ceño porque aquello parecía confabulación para que acabara liada con ese cretino—. ¡Eso no va a pasar en la vida! ¡Soy dueña de mi destino! ¡Llevo con mano firme las rindas de mi vida! ¡Y a Dios puse por testigo de que jamás volvería a liarme con un tío patético! |