El espíritu de la Navidad de García de Saura
(…) ¿Acaso ella era la elegida? ¿O alguien la había enviado allí para martirizarlo? Definitivamente era la segunda opción, sobre todo porque era la mujer más inquietante, contestona y maleducada de cuantas había conocido a lo largo de sus treinta y tres años de vida. Fuera como fuese, no iba a quedarse de brazos cruzados, tenía sobrada experiencia en asustar y espantar a la gente de su casa, algo de lo que, estaba convencido, lograría tarde o temprano.
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