El inocente de Gabriele D'Annunzio
Todos los fantasmas de las ilusiones y las emociones recientes abandonaron de pronto mi alma, como las flores de una árbol sacudido por una fuerte ráfaga de viento. Y como las flores caídas son irrecuperables para el árbol igualmente lo fueron para mí aquellas cosas de alma: se tornaron extrañas.
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