Pinceladas de azabache de Gabriela Exilart
Querido hijo. No te imaginas cuanto te extrañamos tu padre y yo. Desde tu partida no he hecho más que castigarme por haber sido tan débil y no haberme impuesto a el. Verner sigue enojado, aunque no es más una coraza que viste para no darme la razón. Amenazo infinidad de veces con ir al abogado para hacer un testamento y desheredarte. Con María sabemos que solo finge, dado que ya paso un año y apenas sale para ir al taller. A veces lo descubro en tu cuarto mirando los dibujos que quedaron colgados en las paredes, y huye para no enfrentarme. Andamos como dos viejos que somos girando por la casa sin hablarnos y buscando algún rastro tuyo. Adivino tu enojo, de otra manera me habrías escrito. y no te culpo. Te pido que intentes comprender a esta mujer sometida que fui toda la vida y al menos contesta esta carta. Deseo que seas muy feliz y que no hagas con tu esposa lo que tu padre ha hecho conmigo. bésala de mi parte. Tu madre que te ama.
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