Alif el invisible de G. Willow Wilson
—Estos últimos días he tenido ocasión de reflexionar sobre la suciedad y la falta de civilización. ¿Sabéis qué he descubierto? Que no soy el estado en que se encuentran mis pies. No soy la suciedad de mis manos ni la higiene de mis partes íntimas. Si fuera esas cosas, no habría tenido libertad para rezar en ningún momento desde mi detención. Pero rezaba, porque no soy esas cosas. A fin de cuentas, ni siquiera soy yo mismo. Soy una serie de huesos que componen la palabra «Dios».
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