Todas las veces que nos dijimos adiós de G. G. Velasco
Al final del día, la música solo eran notas y silencios distribuidos con mayor o menor tino a lo largo de un pentagrama. Su verdadera importancia nunca se encontraba en la melodía resultante; se encontraba en la conexión a menudo incomparable que esa melodía lograba establecer con el tiempo, el espacio, las personas y los recuerdos.
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