Los vecinos: 44 de Fredrika Bremer
Oso se acercó al recién llegado con la franca amabilidad habitual en él y le dio la bienvenida. El forastero dijo su nombre con una voz que se me antojó disonante. [...] No hay persona en el mundo menos inquisidora que Oso, y los forasteros, en particular pueden ser para él un misterio eterno. |