La vocación de perderse de Franco Michieli
aprender a «perderse» en un ambiente doméstico, donde se vive, puede ser igual de interesante y fuente de infinitos descubrimientos.
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La vocación de perderse de Franco Michieli
aprender a «perderse» en un ambiente doméstico, donde se vive, puede ser igual de interesante y fuente de infinitos descubrimientos.
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La vocación de perderse de Franco Michieli
Mantener la libertad de perderse, poder salir de la «red» que nos ha capturado a todos, esperar en el silencio sutil de la naturaleza a que algo se revele —y vivir el momento en que nuestro camino depende de esa revelación— es la experiencia original de la espiritualidad y del sentimiento de lo sagrado que el hombre arcaico ha percibido de forma espontánea, que eremitas de todo tiempo han encontrado en los lugares desiertos y que siempre podemos poner a prueba en nosotros mismos con una inmersión total entre la tierra y el cielo.
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La vocación de perderse de Franco Michieli
Moverse por la naturaleza sin mapa y tener que esperar en movimiento una señal que nos oriente despierta la sensibilidad en esa parte de la existencia a la que la razón no llega. Quizá entonces —usándonos a nosotros mismos como instrumentos, igual que los humanos de los orígenes— dimensiones olvidadas volverán a sernos familiares y preciosas.
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La vocación de perderse de Franco Michieli
Según esta visión, «la capacidad de descubrirse» pertenece por tanto a la grandeza del espíritu humano, que, reconociendo la propia pequeñez frente a la naturaleza, descubre al mismo tiempo dentro de sí un anhelo hacia algo aún más grande, infinito, que lo hace elevarse.
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La vocación de perderse de Franco Michieli
En la naturaleza, el tiempo dedicado a la exploración no tiene un objetivo utilitario inmediato; consiste en lanzarse a la búsqueda de cosas desconocidas que se pueden encontrar cerca o lejos, con el único objetivo de conocerlas.
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La vocación de perderse de Franco Michieli
Humildad y curiosidad son quizá las dotes más útiles para descubrir que también el territorio cercano que nos rodea nos puede ofrecer algo desconocido, algo que podemos escuchar.
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La vocación de perderse de Franco Michieli
Gracias a ello podemos reorientar nuestro mapa mental, que incluye la geometría del territorio y, por tanto, también nuestra ruta, en los momentos de incertidumbre
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La vocación de perderse de Franco Michieli
En particular, es de gran ayuda no llevar encima ningún mapa. Los mapas son unos aguafiestas. Nos dicen siempre lo que nos espera en el camino.
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La vocación de perderse de Franco Michieli
el alba y el ocaso indican el este y el oeste con precisión
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?