Francisco Rodríguez Tejedor
Cómo recuperar ese abandono en el ser querido, esa confianza sin límites en la bondad y en la protección del ser amado que no espera nada a cambio, únicamente la recompensa que otorga la sola presencia, la que exhala el niño alegre e indefenso que conmueve los resortes más íntimos y más dichosos del amor incondicional de sus padres.
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