Evelina de Frances Burney
Cuando entré en la tienda vi al infeliz escocés sentado en un rincón, con un libro entre las manos. Levantó sus melancólicos ojos cuando entramos y debió de recordarme, pues se sobresaltó y cambió de color.
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Evelina de Frances Burney
Cuando entré en la tienda vi al infeliz escocés sentado en un rincón, con un libro entre las manos. Levantó sus melancólicos ojos cuando entramos y debió de recordarme, pues se sobresaltó y cambió de color.
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