Las cenizas de la inocencia de Fernando Benzo Sainz
Aquél era un mundo sin culpables ni inocentes y lo que entonces sucedió no puede ser juzgado con los criterios morales de este otro tiempo tan lejano y distinto a aquél. Porque aquello ocurrió en un mundo en el que no había espacio para el arrepentimiento o el pecado, en el que el dolor ya no era capaz de causar heridas ni las heridas hacían ya sangrar, en el que la muerte estaba desprovista por igual de culpa y de bravura.
|