Fabiano Massimi

A veces saber demasiado es peor que saber demasiado poco.

Nadie, nunca, se da cuenta del momento exacto en que su destino empieza a cumplirse, lo quiera o no.

Las mejores marionetas no siguen la voluntad de quien las maneja, sino que la anticipan.

La guerra es la continuación de la política por otros medios.

“Un hombre solo —dijo, al mismo tiempo admirado y dolido—. El único que puede permitirse ser un héroe”.

Quizá, por una vez, la luz sería el túnel.

Si arde el Reichstag, arderá Alemania.

La memoria de los hombres es un testigo poco fiable, que manipula y reescribe el pasado adaptándolo al presente. Lo que es demasiado doloroso resulta erosionado por el recuerdo hasta hacerlo perfecto.

Berlín: la ciudad que no dormía nunca, pero que tampoco dejaba de soñar

En esta nación ya no existe ningún acuerdo sobre cómo hay que tratar a la gente extraordinaria.

Una cosa es vivir como pacifista y otra morir como un imprudente

Las pavesas de una hoguera se desplazan con el viento y saben recorrer distancias muy grandes.

¿Qué palabras podían aliviar el dolor de un mundo entero perdido de aquel modo?.

Este fuego no es solo el inicio, sino el final.

La política, en tiempos de inestabilidad, también se hace con sangre, y siempre es sangre ajena.

A veces uno tiene la sensación de que incluso hoy en día para pasar de la democracia más avanzada a una pesadilla totalitaria se necesitaría muy poco: un accidente, un pretexto, la menor distracción.

Así, a menudo olvidamos que la mayoría de las veces, en este mundo, es precisamente vagando sin brújula cuando encontramos el camino oportuno.

“ Hubo un tiempo en el que él también había salido a la calle a despotricar contra este o contra aquel, y sabía que casi nunca importa quiénes son este y aquel: lo que importa, para quien despotrica, es solo despotricar, para desfogarse, descargar la rabia acumulada.”