Nostalgia sin ti de Ester Isel
Una buena entrenadora no ve en ti metales, sino crecimiento y superación. Debe saber cuánto puede tensar la cuerda antes de romperla y apoyarte incondicionalmente, aunque las cosas s tuerzan. En especial cuando el universo se desmorona. Una buena entrenadora es exigente, pero no estricta, desempeña el papel de amiga, confidente y segunda madre, te ayuda a vendarte las lesiones, a apretar los dientes antes de salir a competir y te tatúa bajo la piel valores como el esfuerzo, la constancia o el compañerismo. Entrenar no es explotarte hasta que tu cuerpo deja de funcionar; es visualizar sueños para alguien con potencial y proporcionarle las herramientas adecuadas para que los haga realidad.
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