La Cautiva-El Matadero de Esteban Echeverria
Pero un ángel, su querida, siempre a su lado velaba, y el espíritu y la vida que su alma heroica anidaba, le infundía, al parecer, con miradas cariñosas, voces del alma profundas, que debieran ser eternas; y aquellas palabras tiernas, o armonías misteriosas, que solo manan fecundas del labio de la mujer. |