Aquí no, ahora no. de Erri de Luca
A nosotros, niños, por orden de aparición primero yo y después mi hermana, se nos impartió una educación que a mí me pareció siempre acorde con la escasez de medios y de espacio: hablábamos en voz baja, estábamos a la mesa comedidos, tratando de no ensuciar los pocos trapos decentes. Nos movíamos con disciplina en el pequeño aposento. Se prestó menos atención a estas costumbres en la casa nueva, pero yo las retuve siempre en el corazón como signo de una mesura que ya no poseería nunca más entre yo y la porción de mundo que se me había asignado.
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