Abaddón el exterminador de Ernesto Sábato
Todo era distinto, pero acaso todo era igual en el fondo. Crecerían, tendrían ilusiones, se enamoraría, disputarían la existencia con ferocidad, sus mujeres engordarían y se volverían vulgares, ellos retornarían al café y a la antigua barra de amigos (ahora canosos, calvos, escépticos) y luego sus hijos también se casarían y por fin llegaría el momento de la muerte, el solitario instante en el que se abandona esta tierra confusa: solos
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