El arte de amar de Erich Fromm
"Cuando no trabaja [el hombre moderno], quiere estar ocioso, haraganear, o, para usar una palabra más agradable, 'relajarse'. Ese deseo de ociosidad constituye, en gran parte, una reacción contra la rutinización de la vida. Precisamente porque el hombre está obligado durante ocho horas diarias a gastar su energía con fines ajenos, en formas que no le son propias, sino prescritas por el ritmo del trabajo, se rebela, y su rebeldía toma la forma de una complacencia infantil para consigo mismo".
|