Al sur de los párpados de Enrique Vila Matas
Hasta donde alcanzan mis recuerdos, es como si, en sueños, estuviera destinado siempre al horror. Aquella noche, creyendo que Eva enloquecía en el centro de una biblioteca en llamas, llegué al punto vital de la pesadilla: empuñando una metralleta Stein, avanzaba yo por corredores de ensueño buscando a Héctor para matarle. Pero, al entrar al lavabo, leía, escrita con carmín rojo en el espejo, la leyenda con la que se despedía de mí. ? .
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