Al sur de los párpados de Enrique Vila Matas
Ser surrealista era, para Eva, envenenar moscas en una gaveta, por ejemplo. Y utilizar en las comidas una salsa nada adecuada al plato correspondiente era, según ella, un acto muy creativo, absurda idea que, ante el espanto de Héctor, la llevaba, por ejemplo, a rociar con curry un pato a la naranja. Añádase a tanto absurdo su insistencia en llamarme Stein. -Stain- intervine yo, pero era inútil.
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