Forastero en el matrimonio de Emir Kusturica
No se atrevieron a asomarse, y aún menos a saltar. Para arriesgarse, había que estar enamorado.
|
Forastero en el matrimonio de Emir Kusturica
No se atrevieron a asomarse, y aún menos a saltar. Para arriesgarse, había que estar enamorado.
|