Heroínas sencillas y perversas de Emily M. Danforth
Llegó a casa con tiempo suficiente para preparare un té de limón con miel y sentarse con el portátil en el columpio del porche que su padre había instalado semanas antes de suicidarse. A Merrit le resultaba incómodo pensar en la facilidad con la que ahora contaba el tiempo partiendo de ese hecho, cómo cada acontecimiento de su vida se medía por la proximidad con su suicidio. Se había cortado el pelo el día antes de que él lo hiciera. Una gran rama de sicomoro del patio trasero se cayó dos semanas después de que lo hiciera. Había ido a un mercadillo de segunda mano tres fines de semana antes de que lo hiciera.
|