Los Pazos de Ulloa. La madre naturaleza de Emilia Pardo Bazán
"Viéndolos juntos, se observaba extraordinario parecido entre el señor De la Lage y su sobrino carnal [...]; pero lo que en el sobrino era armonía de complexión titánica, fortalecida por el aire libre y los ejercicios corporales, en el tío era exuberancia y plétora: condenado a una vida sedentaria, se advertía que le sobraba sangre y carne, de la cual no sabía qué hacer; sin ser lo que se llama obeso, su humanidad se desbordaba por todos lados: cada pie suyo parecía una lancha; cada mano, un mazo de carpintero. Se ahogaba con los trajes de paseo; no cabía en habitaciones reducidas; resoplaba en las butacas del teatro, y en misa repartía codazos para disponer de más sitio." (Pág.89).
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