Días sin ti de Elvira Sastre
El pueblo estaba lleno de fantasmas: madres esperando con los ojos vacíos a unos hijos que nunca llegarían; padres clamando justicia sobre la cama impoluta de niños que habían dejado de ser pequeños demasiado pronto; esposas con los besos mojados en heridas de muerte; maridos abandonados en la soledad de un mundo con más ruido del que podían soportar, y muchachos huérfanos del país, que crecieron entre disparos de los que nunca conseguirían desprenderse. Fantasmas, cariño, todos ellos. Muertos vivientes. Espíritus dañados que no volverían a ser nunca los mismos. Siento escalofríos cuando dan las cifras de la guerra civil que mató a este país. Deberían añadir a todos los que sobrevivimos.
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