Me desperté con dos inviernos a los lados de Elsa Veiga
Los libros eran el descanso, donde apoyar la carga de existir. Había tanta vida en cada uno de ellos que sentía que la suya era apenas un espejismo y podría volverse ficción e irreal si durante la jornada posaba sus dedos sobre las hojas de aquellos hermosos volúmenes que la hacían tomar conciencia de sí misma y de la cantidad de vidas por elegir.
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