Y yo a mí de Elsa García
Crecí en una época en el que las niñas aún consideraban más divertido saltar a la comba en el parque que mirar su Instagram [...], cómo cambiaba hojas de cartas con olor con otras amigas [...] Si le gustabas a un niño, normalmente se metía contigo más que con el resto y tú le insultabas y corrías a contarle a tu grupo cada palabra que te había dedicado. Tus padres aún podían pasar a buscarte a la salida del colegio y si algún día se retrasaban porque su jornada laboral se alargaba, te marchabas con la mamá de otra niña que fuese en la misma dirección. Sin miedos y sin preocupaciones. [...] Si te pelabas las rodillas, tu madre te daba un beso y un bote de mercromina y a correr. Volver a casa sin alguna herida de guerra y la ropa impoluta significaba que no habías aprovechado bien la tarde. |