Prohibido enamorarse de
Elle Kennedy
Aunque para ser honestos, a veces no me siento ni la mitad de guay de lo que la gente piensa que soy, y estoy bastante seguro de que si alguno de ellos se tomara el tiempo para llegar a conocerme de verdad, probablemente cambiaría su opinión. Es como ese estanque en el que yo patinaba cuando era pequeño. Desde lejos, el hielo parecía superbrillante y suave, hasta que te acercabas lo suficiente y, de repente, todos los bordes irregulares y las marcas de patines entrecruzadas se hacían visibles.
Ese soy yo, supongo. Cubierto de marcas de patines de las que nadie parece nunca darse cuenta.