Hijas y esposas de Elizabeth Gaskell
—Es justo esperar lo mejor de todo el mundo, y no lo peor. Esto puede parecerle una obviedad, pero más de una vez me ha servido de consuelo, y algún día le parecerá útil. Uno siempre debe procurar pensar más en los demás que en uno mismo, y más vale no tener prejuicios en contra de la gente. Mis sermones no le parecen prolijos, ¿verdad? ¿Le han abierto el apetito? A mí los sermones siempre me dan hambre
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