Elisabeth Mulder Pierluisi
[…] desde que tuve que ganar el sustento de Andresín, mi vida fue esa odisea vulgar, obscura, pero angustiosa y bárbara, de las mujeres arrojadas por fuerza a la cuneta de la sociedad, donde se mueren, se pudren, se vuelven locas o echan raíces de plantas venenosas y devuelven triplicado el mal que les hicieron.
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