Cartas de una pionera de Elinore Pruitt Stewart
Ojalá pudiera usted dormir alguna vez en una cama como la que disfrutamos aquella noche. era suave firme a la vez, con esa fragancia limpia y aromática del pino. el calor de nuestra fogata había penetrado y estábamos más calentitas que una tostada. qué gusto poder estirarse y descansar. no hacía más que pensar cuan superior era hora por haberme atrevido a emprender semejante excursión, mientras tantas pobres mujeres de Denver doblaban el lomo por veinte céntimos la hora y poder ahorrar un cuarto para ir a la «función».
|