El color del silencio de Elia Barceló
Nunca había entendido ese afán, no sólo de mujeres, de ir a mirar tiendas, sobre todo en los aeropuertos donde todo era tres veces más caro. Debía de ser una de esas enfermedades de la sociedad contemporánea, una especie de "compro, luego existo". Cualquier día los ciudadanos pasarían a llamarse "consumidores" sin más y los que no pudieran comprar perderían el derecho al voto; y ser lector se consideraría una enfermedad, curable pero vergonzosa.
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