Hijos del clan rojo de Elia Barceló
—Verás… no sé por dónde empezar. Es difícil. Hace falta… no sé si decir imaginación o amplitud de miras, o flexibilidad o directamente ingenuidad y fantasía. O quizá, simplemente, ser imbécil y estar enamorado. No sé. Lo que sí sé es que, hace treinta y tantos años, yo necesité todo eso y mucho más para poder entrar en la vida de Bianca, para poder quedarme con ella. ¿Crees que tiene esas cualidades? —No lo sé, la verdad. Vamos a probar. |