Una luna para Tyler de Elena Garquin
Intenté analizarlo desde fuera. Me había dejado sin una explicación. Y durante el tiempo que permanecimos separados, cada uno vivió su propio infierno. Los dos, capaces de destruirnos mutuamente, pero también de repararnos. Su pecho se desinfló al mismo tiempo que acunaba una de mis mejillas con la mano. Acababa de hacerme participe del mayor de sus sacrificios y, aunque su expresión parecía serena, sabía que libraba una enorme lucha en su interior. Tenía tanto miedo a mi respuesta que temblaba. Quería ser aceptado, y ¡Joder!, yo le acaba de perdonar en toda la extensión de la palabra. |