L'Aiglon de Edmond Rostand
Lejos el tiempo está en que Fanny se aprendía, para instruirme, cosas de memoria. Después conseguí libros. Cada día la buena Archiduquesa me traía uno, muy escondido, que yo, una vez leído, sobre el dosel lanzaba de mi lecho, durmiendo así de historia bajo un techo. Y todo aquello en paz de día estaba; pero al dormirme yo, se despertaba. y batallas, y encuentros, y gloriosas hazañas de sus páginas salían, y en hojas de laureles, victoriosas, Jena, Austerlitz, mis sueños envolvían. |