La piedra de toque de Edith Wharton
Para mí, sin duda, es un vicio, o casi, leer un libro como las Cartas. En ellas va el alma de esa mujer, arrancada por completo desde la raíz; su ser desnudo, entregado a un hombre al que es evidente que no le importaba lo más mínimo. No pienso leer ni una línea más; es como mirar por el ojo de una cerradura
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