La edad de la inocencia de Edith Wharton
Pronto su tarea consistiría en quitarle a esa joven la venda de los ojos e instarla a mirar de frente al mundo. ¿Pero cuántas generaciones de mujeres que habían tenido su misma educación bajaban a la cripta familiar con los ojos vendados? Se estremeció al recordar algunas de las nuevas ideas expuestas en sus libros científicos y el ejemplo, tantas veces citado, de los peces de unas cuevas de Kentucky que habían dejado de tener ojos porque no les servían de nada.
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