Ser gato de Edgar Borges
¿Quién pudiera dormir y despertarse gato? La lluvia era la lluvia y mi abuela una gata. El niño del columpio desapareció al tercer intento de vuelo. Descansar sobre libros. Ser el analfabeto que exorciza palabras. Como si la batalla del ser consistiera en desprenderse, liberarse, hacerse, salir de las cuerdas y caminar. Te sales del cuadro y te marcan nuevas líneas; aprendes a saltar y te dibujan una cárcel. Caer en tierra, y que de pronto un guardián de los espacios te susurre al oído: ‘Por mucho que te lo creas, no eres un maldito gato’. La belleza extraviada se asoma en las grietas cuando uno menos lo espera. |