El gato negro de Edgar Allan Poe
(…) Me acerqué y vi, a modo de un bajorrelieve esculpido sobre la blanca superficie, la figura de un gigantesco gato. La imagen estaba copiada con una exactitud realmente maravillosa. Rodeaba el cuello del animal una cuerda. Apenas hube visto esta aparición— porque yo no podía considerar aquello más que como una aparición—, mi asombro y mi terror fueron extraordinarios. (…) |