El gato negro de Edgar Allan Poe
Lo ahorqué porque recordaba que me había querido y porque estaba seguro que no me había dado motivo para matarlo, lo ahorqué porque sabia que , al hacerlo, cometía un pecado, un pecado mortal que comprometería mi alma - si ello fuera posible- más allá del alcance de la infinita misericordia del Dios más misericordioso y más terrible.
|