Jack al acecho de la semilla de Ed McBain
Cuando uno está empapado hasta los huesos, ya no tiene ninguna necesidad de preocuparse por si se moja. Anduve bajo el diluvio sintiéndome de alguna manera aligerado, una especie de Gene Kelly trasnochado en realidad que, si bien no iba cantando verdaderamente bajo la lluvia, avanzaba a buen paso. Solo una vez lo interrumpí para hacer señas a un camión cargado de gallinas encajonadas. El camionero pasó a mi lado sin siquiera disminuir la velocidad, y me lanzó un chorro de agua que me afectó menos que su desconsideración
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