Trece casos para Philip Trent de E. C. Bentley
El coche que recogió a Langley a la mañana siguiente no parecía el típico de Scotland Yard, pero lo era; y otro tanto podía decirse del atildado chófer. Dentro iba Trent con un hombre de pelo negro y rostro redondo al que presentó como superintendente Owen. Durante el trayecto, a petición suya, Langley contó con todo lujo de detalles la historia de la adquisición del tabardo, que llevaba guardado en una maleta con la esperanza de que hubiese suerte
|