La edad dorada de Sara Donati
La joven se puso los guantes muy despacio y se unió a la cola para desembarcar, furiosa porque le recordaran que no podía ser ella misma en público. Tenía que ser la persona que veían los blancos: una mulata bien vestida, elegante, reservada. Supondrían que era una institutriz, una ama de llaves, la maestra de alguna escuela para negros, la esposa de un pastor o comerciante. Alguien que supiera leer, pero no el significado de una palabra como estetoscopio, y menos aún para qué servía.
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