Tú de Marte y yo de sábados de Dona Ter
—¿Qué haces? —No lo sé —admití, haciendo un barrido desde sus calcetines verdes con raquetas de tenis, los vaqueros y fui ascendiendo por la camisa, su cuello, la barba y me estampé contra su boca. Era tan guapo a ras de suelo como a mi altura habitual. —¿Cómo que no lo sabes? ¿Debo preocuparme? —No lo sé. —¿Es algún tipo de truco? Te aviso, no entiendo a las mujeres. Habla claro, que ya viví con una y por poco no me vuelve loco. |