Gala de Dominique Bona
La personalidad de Gala no conlleva dulzura alguna. Más bien es una sensación de fuerza, de invulnerabilidad. La melancolía constituye en Gala su naturaleza profunda. La gobierna con un fondo de humores lúgubres. El matrimonio no la ha cambiado: la mujer se asemeja a la muchacha, se muestra con mucho más frecuencia sombría, inquieta, incluso angustiada, que alegre o feliz. Es una mujer atormentada que, con haber conseguido lo que quería-casarse con su poeta francés-sigue buscando su camino. Gala no es una artista. No escribe, no pinta, no dibuja. No crea. Pero lo que la interesa guarda siempre relación con el arte: la pintura, la escritura, la decoración, el sueño.
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